Distintos medios se han hecho eco de este tema que ha cobrado relevancia gracias a las redes sociales, donde diferentes personas, la gran mayoría "millennials" y Gen Z, no están dispuestos a vivir para trabajar. La académica Nilu Ahmed define esta práctica como "cumplir con tu contrato al completo, pero no más".
Cumples con lo establecido en tu contrato, enfocándote en hacerlo bien y eso es todo. Sin ir más allá, sin asumir compromisos adicionales, sin apelar a grandes esfuerzos y te centras en seguir adelante.
Si sientes que tu rutina y tu desempeño laboral encaja en esta descripción, puede que estés siendo parte de un movimiento que ha causado polémica en los últimos días, pero que no es nuevo: Renuncia silenciosa.
Distintos medios se han hecho eco de este tema que ha cobrado relevancia gracias a las redes sociales, principalmente Tik Tok, donde diferentes personas, la gran mayoría millennials y Gen Z, han puesto sobre la mesa de discusión esta filosofía.
Si algo quedó en evidencia a partir de la pandemia, es que el mundo del trabajo sufrió diversas e impactante transformaciones, muchas de ellas tan seguidas que las empresas y las personas no han tenido tiempo de asimilar tantos cambios en tan poco tiempo.
Teletrabajo, trabajo híbrido, burnout u agotamiento laboral, La gran renuncia y, ahora, Renuncia silenciosa.
"La idea de alejarse lentamente del exceso de trabajo se ha vuelto viral. El quiet quitting (como se conoce en inglés esta práctica) en realidad ha estado ocurriendo durante décadas, pero su nueva popularidad dice mucho sobre el trabajo ahora", explica el sitio BBC Worklife, a propósito del nuevo auge de la renuncia silenciosa.
Dicho artículo explica que este fenómeno ha generado una intensa atención de los medios, pero que durante años ir al lugar del trabajo, marcar la entrada, calentar la silla, marcar la salida y cobrar a fin de mes ha sido una faceta del mundo laboral.
"Por varias razones, los trabajadores descontentos siempre han encontrado formas de desvincularse de su trabajo y seguir cobrando el cheque de pago", detalla la nota.
En declaraciones al medio español Newtral, la doctora Nilu Ahmed, profesora de Ciencias Sociales en la Universidad de Bristol, definió esta práctica como "cumplir con tu contrato al completo, pero no más. No se trata de hacer el mínimo, es hacer bien tu trabajo, pero no asumir una sobrecarga de trabajo".
Asimismo, Ahmed, en una nota publicada por la BBC, agrega que "no se trata de evitar hacer tu trabajo, es tener una vida significativa fuera de él".
Básicamente, es rechazar esa idea de vivir para trabajar.
Desde una mirada que considere el compromiso por lo que se hace, poner en práctica este estilo de vida puede generar algo de ruido, sobre todo a quienes se ciñen al concepto de salud mental de Freud (Amar y trabajar).
Imaginemos por un momento que un médico hace el mínimo esfuerzo por atender a su paciente y este empeora o muere, reclaman detractores de la renuncia silenciosa.
Entonces entran en la conversación conceptos como vocación, propósito y aspiraciones, palabras que no aparecen en la ecuación del quiet quitting.
Sin embargo, un artículo de la Harvard Business Review apunta que la renuncia silenciosa tiene que ver más con malos gerentes que con malos empleados.
"Nuestros datos indican que el quiet quitting normalmente se trata menos de la voluntad de un empleado de trabajar más duro y de forma más creativa, y más de la capacidad de un gerente de entablar una relación con sus empleados", afirman.
Jack Zenger y Joseph Folkman, autores de esta nota, apuntan que muchas personas, en algún momento de su carrera, trabajaron para gerentes que los hicieron sentir infravalorados y poco apreciados, por lo que esa falta de motivación que gatilló la renuncia silenciosa está relacionada con las acciones del gerente.
Por otro lado, "la mayoría de los empleados, a mitad de su carrera, también han trabajado para un líder que los inspiraba a hacer todo lo posible para cumplir sus metas y objetivos. Ocasionalmente, trabajar hasta tarde o empezar temprano no estaba resentido porque este gerente los inspiró", complementan.
El balance siempre es importante. Después de un par de años conviviendo con la pandemia y donde los límites entre lo laboral y lo personal se difuminaron como nunca, es fundamental marcar una línea y equilibrar nuestras rutinas.
En ese sentido, hay quienes encuentran una respuesta en la renuncia silenciosa. Es decir, recobrar el tiempo que se dedicó en exceso a tareas del trabajo y empezar a dar prioridad a aquellas cosas que disfrutamos y que son tan necesarias para, precisamente, volver a ese equilibrio antes mencionado.
Pero la renuncia silenciosa también es la consecuencia de contratos precarios, bonificaciones y promociones que nunca llegan, frustraciones debido al complejo panorama económico, incertidumbre y decepción ante un mundo laboral que no es lo que muchos esperaban.
"Un estudio reciente de Deloitte descubrió que los jóvenes buscan cada vez más flexibilidad y propósito en su trabajo, además de equilibrio y satisfacción en sus vidas […] Continúan trabajando, pero no permiten que el trabajo controle sus vidas", asevera Nilu Ahmed.
Pero si algo sabemos en Desafío 10X es que una política salarial guiada por lo justo, valorando el desempeño de cada colaborador a través de un sueldo que le permita vivir dignamente, impacta positivamente el compromiso de las personas con la organización, su rendimiento y productividad.
Más de 2.000 empresas que se han unido a nuestra iniciativa afirman que cuentan con un capital humano extraordinario, que se sienten parte de una organización que se preocupa por su bienestar personal y profesional.
¿Es Desafío 10X un antídoto contra las motivaciones que inspiran la renuncia voluntaria? Probablemente sí. Lo importante es que las empresas entiendan que velar por la seguridad personal, física, mental y económica de sus trabajadores siempre se traduce en personas más motivadas, con propósito y comprometidas con su trabajo.
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